Había una vez un país
llamado Chuchelandia. En el país gobernaban dos reyes, el rey Haribo y la reina Regaliz. Tenían una
hija, la princesa Chicle. El país era
muy bonito pero había un dragón que se comía
a los habitantes de Chuchelandia.
La reina decidió hacer un
sorteo cada día para que así no se comiera a nadie más. El primer día le toco
al rey y la princesa comenzó a llorar.
Para salvar al rey la
princesa decidió ir a matar al dragón. Cuando llegó no estaba así que se
escondió detrás de un árbol. Llegó la noche y llegó el dragón, la princesa fue
a matarlo. Lo consiguió matar. Pero, cuando estaba en el suelo se convirtió en
la reina Regaliz. La princesa había matado a su madre. La princesa estuvo toda
la noche con su madre.
Ya era de día y la luz
del sol solo iluminaba a la reina, apareció el rey esperando encontrar al
dragón. Pero, en vez de ver al dragón estaba la princesa llorando y la reina
muerta. El rey confuso preguntó a su
hija.
- ¿Qué ha pasado aquí?.
- ¡Papa el dragón era
mama! Y la he matado. Yo solo quería protegerte
El rey llorando abrazó a
su hija.
De golpe la reina estaba
viva. Era un milagro de la vida. Todos estaban muy contentos porque la reina
había resucitado.